Un mensaje que vale la pena compartir




    Todo testimonio efectivo fluye de un corazón que está lleno de amor por Cristo y su Palabra. Los creyentes del Nuevo Testamento eran apasionados por la testificación porque eran apasionados por Jesús. En Cristo, vieron el cumplimiento de las profecías, de siglos de antigüedad. En su vida y enseñanzas, fueron testigos oculares de la gloria de Dios. Al describir la experiencia de la iglesia primitiva, el apóstol Pedro dice que fueron establecidos en la “verdad presente”. La verdad presente es una expresión que se usa para definir la verdad que es relevante y urgente para esa generación. Cristo había venido; no había nada más importante para proclamar cuando compartían su fe. Jesús el Mesías era el cumplimiento de la profecía. La salvación estaba disponible para todos.

A.       La verdad presente. 

Por su conocimiento del futuro y su control sobre la historia, Dios puede enviar mensajes específicos para momentos concretos de la historia de la humanidad (Isaías 46:10; Amós 3:7). Esto es lo que se conoce como “verdad presente”. 

Satanás está apremiando por todos lados, y a menos que seamos vigilantes al respecto, y tengamos los ojos abiertos para ver sus lazos y trampas, y llevemos puesta toda la armadura de Dios, los dardos de fuego del maligno nos alcanzarán. Son muchas las preciosas verdades que contiene la Palabra de Dios, pero es «la verdad presente» lo que el rebaño necesita. He visto el peligro que existe de que los mensajeros se desvíen de los puntos importantes de la verdad presente para espaciarse en temas que no tienden a unir el rebaño ni santificar el alma. En esto, Satanás aprovechará toda ventaja posible para perjudicar la causa. (Primeros escritos, pp. 63,).

Cuando Pedro expone su verdad presente, invita a sus lectores a seguir escudriñando en la verdad anteriormente recibida (2P. 1:16-21). La revelación divina es progresiva, pero nunca contradictoria. 

B.       El contexto del mensaje. 

Apocalipsis presenta al Cordero (Jesús) a través de la historia de la Iglesia (c. 1-12). Nos desvela los momentos previos a su Venida (c. 13-18) y dirige nuestros pensamientos a ese gran evento –“vengo pronto” (22:7)– y a la vida futura (c. 19-22).

Esta amonestación nos es presentada en el capítulo catorce del Apocalipsis. En él encontramos un triple mensaje proclamado por seres celestiales y seguido inmediatamente por la venida del Hijo del hombre para segar «la mies de la tierra». La primera de estas amonestaciones anuncia la llegada del juicio. El profeta vio un ángel «volando en medio del cielo, teniendo un evangelio eterno que anunciar a los que habitan sobre la tierra, y a cada nación, y tribu, y lengua, y pueblo; y dice a gran voz: ¡Temed a Dios y dadle gloria; porque ha llegado la hora de su juicio; y adorad al que hizo el cielo y la tierra, y el mar y las fuentes de agua!» Apocalipsis 14:6, 7 (El conflicto de los siglos, pp. 311, 312).

Después de presentar la crisis final (c. 13), el capítulo 14 nos presenta el último llamado y sus resultados: (1) Los portadores del llamado final (v. 1-5); (2) el contenido del llamado (v. 6-12); (3) el resultado de aceptar el llamado (v. 13-16); (4) el resultado de rechazar el llamado (v. 17-20). 

La cosecha del grano representa la redención de los justos, y la vendimia representa la muerte de los impíos. Todo ello sucederá en la Segunda Venida, después de que el último mensaje haya sido proclamado (Mateo 24:14). 

C.       El mensaje del primer ángel (Apocalipsis 14:6-7): 

El Evangelio eterno. 

El evangelio que debemos predicar son las buenas noticias de la gracia de Dios; su sacrificio; su poder creador y redentor; su perdón; su capacidad de hacernos vencedores; su infinito amor… 

Nadie debe ser excluido de este mensaje. Todos, independientemente de su nacionalidad, etnia, casta, creencia o estatus deben conocer las buenas nuevas y tener la oportunidad de aceptar a Jesús como su Salvador personal.

Ha llegado el momento en que los que eligen al Señor como heredad presente y futura, deben confiar solo en él. Todo aquel que haga profesión de piedad, debe haberla experimentado personalmente. El ángel registrador está anotando fielmente las palabras y los actos del pueblo de Dios. Los ángeles están observando el desarrollo del carácter, y pesando el valor moral. Los que profesan creer la verdad han de ser íntegros ellos mismos y ejercer toda su influencia para iluminar a otros y ganarlos para la verdad… No hay para nosotros ayuda sino en Dios; en este estado de confusión de la tierra podemos hallar serenidad, firmeza o seguridad tan solo en la fuerza de una fe viva; no podemos tener paz si no descansamos en Dios ni esperamos su salvación (Testimonios para la iglesia, t. 1, pp. 236-238).

Temor, gloria, juicio y Creación. 

El mensaje del primer ángel incluye: 

—Temer o reverenciar a Dios en todo lo que hacemos, dándole gloria al colocarlo en el primer lugar de nuestros pensamientos y acciones. 

—Ser conscientes de que hemos de ser juzgados y, por tanto, obedecer sus mandamientos (Eclesiastés 12:13-14). 

—Adorar a Dios como el Creador, honrando especialmente el cuarto mandamiento (el sábado, Éxodo 20:8-11). 

D.      El segundo ángel (Apocalipsis 14:8): 

El último llamado. 

En el seno de “Babilonia” existe un sincretismo entre las verdades enseñadas por Jesús y cualquier otra doctrina o pensamiento de origen humano o satánico. Todo cabe dentro de ella.

Por esta razón, Dios llama a aquellos que verdaderamente aman a Jesús y lo han aceptado como su Salvador a huir de esta confusión.

Como Dios llamó a los hijos de Israel a salir de Egipto, para que pudieran guardar su sábado así llama a su pueblo a salir de Babilonia para que no adoren a la bestia ni a su imagen. El hombre de pecado, que pensó en cambiar los tiempos y la ley, se ha exaltado a sí mismo por encima de Dios, presentando al mundo este falso descanso; el mundo cristiano ha aceptado a este hijo del papado, y lo ha acunado y alimentado, desafiando así a Dios al quitar su monumento conmemorativo y estableciendo un [día de] descanso rival (Mensajes selectos, t. 3, p. 463).

El hecho de que Apocalipsis se ocupe en dos capítulos de la caída de Babilonia (17 y 18) le da especial importancia a este último llamado a salir de ella. 

E.        El tercer ángel (Apocalipsis 14:9-11):

La verdadera adoración. 

El tercer mensaje tiene que ver con la adoración. Adorar al Creador en el día que Él designó para ello, renunciando al reposo dominical (14:12); o adorar a la bestia, rechazando los mandamientos divinos y sufriendo el castigo merecido (14:9-11). 

Cada uno tendremos que hacer nuestra propia elección. Nuestras decisiones diarias determinarán nuestra elección en ese momento.

Conclusión
Toda “verdad presente” es presente porque determina una diferencia en nuestras vidas en el presente. Los cristianos del Nuevo Testamento que creían en las profecías del Antiguo Testamento testificaron de Cristo como el Mesías y fueron radicalmente cambiados. Creían que el mensaje de la vida, la muerte, la resurrección y el ministerio sumosacerdotal de Cristo son eternamente decisivos. La razón por la cual les apasionaba tanto testificar es porque el mensaje que compartían fue determinante en sus propias vidas.



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