Idiomas, Texto y Contexto de la Biblia


Textos Claves: Deut. 32:46, 47; 1 Reyes 3:6; Núm 6:24-26; Génesis 1:26, 27; 2:15-23; 15:1-5..

Dios eligió comunicar la historia de la Creación, la Caída, el plan de redención, la promesa de restauración y la Segunda Venida al mundo a través de profetas y escritores. Estos escribieron en hebreo, arameo y griego, idiomas que a menudo son bastante diferentes de los que aprendimos en la infancia.

Los reformadores cuya protesta hizo que se nos conociera como «protestantes», creían que Dios los había llamado a llevar el evangelio al mundo. Para cumplir con este mandato estuvieron dispuestos a sacrificar sus posesiones, su libertad y sus vidas. ¿Seremos en este último gran conflicto tan fieles a nuestro cometido, como lo fueron los reformadores a la de ellos? (Testimonios para la iglesia, t. 6, pp. 402, 403).
 
A.      El Idioma 

¿Por qué quiso Dios que se escribiese la Biblia? 

— Para dar testimonio de su obra en la historia. 

— Para darnos a conocer su plan de Salvación. 

— Para enseñarnos a actuar con justicia. 

Dios eligió un pueblo y les comunicó la verdad en su idioma, el hebreo. 

Los libros escritos a partir del exilio babilónico incluyen algunas partes en arameo, el idioma “universal” de la época. 

En Nuevo Testamento, sin embargo, fue escrito en griego “común”, el idioma que todo el mundo podía entender en ese momento. 

En la actualidad, podemos leer la Biblia en traducciones que nos permiten apreciarla y, principalmente, obedecer lo que enseña. 

B.      Las Palabras 

Como en cualquier idioma, hay palabras en hebreo y griego que tienen diversos significados, o que transmiten ideas muy diversas, por ejemplo: 

— Chesed. Gracia, bondad, amabilidad, misericordia, piedad, favor, justicia, gentileza, compasión. 

— Shalom. Paz entre dos partes, paz interior, tranquilidad, totalidad, integridad, bienestar. 

Igualmente, hay términos que son traducción de diversas palabras, como “remanente” (she’ār, pālat, mālat, yāthar, sārid y ‘aharît). 

Esta riqueza lingüística nos permite comprender de una forma más amplia el mensaje que Dios nos ha querido transmitir. 

C.       La Repetición 

Los autores bíblicos usan diversas formas de énfasis para acentuar una idea. Una de ellas es la repetición de una palabra, como “creó”, o “santo”. Cuando se quiere enfatizar una cualidad divina, las palabras se repiten tres veces (Gn. 1:27; Is. 6:3; Jer. 7:4). 

Para enfatizar el desafío de Nabucodonosor contra Dios, por ejemplo, Daniel menciona 10 veces que el rey levantó una estatua (Daniel 3:1, 2, 3, 3, 5, 7, 12, 14, 18). 

D.       El Contexto 

Debemos entender el significado de las palabras en sí, pero también su uso en el contexto del libro, o del momento histórico concreto. 

Un ejemplo de esto es el uso de la palabra hebrea “adam”, que se puede traducir como el nombre propio de Adán (Génesis 5:3; cf. 2:23), o como humanidad (Génesis 5:2; cf. 1:27). 

Según el contexto de Romanos 5:14, ¿cómo deberíamos interpretar el uso que da Pablo a la palabra “Adán” en este texto? 

E.       La autoría 

Generalmente, conocemos perfectamente quién escribió un libro, e incluso la fecha en que se escribió (como ocurre con Amós). En otras ocasiones, podemos obtener esta información de la tradición judeocristiana. 

En algunas ocasiones, el momento histórico también es importante. Por ejemplo, no podemos entender correctamente el Éxodo si no hemos leído antes la historia registrada previamente en Génesis. 

Por otro lado, no podemos leer o interpretar de igual forma un libro poético, histórico, profético o epistolar.

Presentada por diversas personalidades, la verdad aparece en sus variados aspectos. Un escritor percibe con más fuerza cierta parte del asunto; comprende los puntos que armonizan con su experiencia o con sus facultades de percepción y apreciación; otro nota más bien otro aspecto del mismo asunto; y cada cual, bajo la dirección del Espíritu Santo, presenta lo que ha quedado inculcado con más fuerza en su propia mente. De aquí que encontremos en cada cual un aspecto diferente de la verdad, pero perfecta armonía entre todos ellos. Y las verdades así reveladas se unen en perfecto conjunto, adecuado para satisfacer las necesidades de los hombres en todas las circunstancias de la vida (El conflicto de los siglos, p. 10).

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