Textos Claves: 2 Tim. 3:16; 2 Ped. 1: 19-21; 1 Tes. 2:13; 1 Cor. 2:9-10; Rom. 15:4; Hechos. 1:16
Por: Josué Vera Guzmán
A. La revelación.
- Los autores bíblicos son el medio por el cual Dios da a conocer sus planes para nosotros (Amós 3:7). Dios se nos revela a través de los escritores bíblicos.
- Los consejos e instrucciones dados en la Biblia son de origen divino y, por tanto, confiables y veraces.
- Leyendo la Biblia aprendemos a vivir como Dios desea que vivamos.
B. La inspiración.
- El hecho de que el Espíritu Santo haya inspirado a los autores bíblicos es la razón por la cual existe una armonía perfecta de pensamiento desde el Génesis hasta el Apocalipsis.
- Pero la forma en que estos autores fueron inspirados no siempre fue la misma.
— Inspiración directa: Dios habla y el profeta escribe (Dt. 18:18; Ez. 13:18; Ap. 14:13).
— Inspiración de pensamiento: El autor expresa con sus propias palabras lo que Dios le ha revelado (p.e. Proverbios).
— Inspiración selectiva: El autor investiga y el Espíritu le guía en la selección del material (Lucas 1:3).
C La escritura.
- ¿Por qué quiso Dios que se escribiesen sus palabras? ¿Qué ventajas tienen las palabras al quedar registradas por escrito?
- Gracias a la iniciativa divina de dejar por escrito Su voluntad, hoy podemos conocerla y obedecerla.
D La Palabra.
- Juan nos presenta a Jesús como la Palabra encarnada de Dios. Esto crea un paralelo entre Cristo y la Biblia.
— Ambos son de origen sobrenatural.
— Ambos combinan lo divino con lo humano.
— La obra de ambos abarca a toda la humanidad.
— Ambos surgieron en un momento específico y en una cultura determinada, pero su obra no está condicionada por el tiempo ni el lugar.
— Ambos descienden al nivel humano para que su mensaje sea claramente entendido.
- Por supuesto, también existen diferencias. La Biblia no es una encarnación de Dios ni puede recibir nuestra adoración, sino que ella es la que da testimonio de Jesús (Juan 5:39).
E La interpretación.
- La Biblia no puede ser estudiada o interpretada como se estudia cualquier otro libro.
¿Cómo, pues, debemos interpretar la Biblia?
- Ante todo, debemos acercarnos a ella como lo que es: la Palabra de Dios. Para ello, es necesaria la fe (Hebreos 11:6).
- Debemos dejar que el Espíritu Santo, que inspiró a sus autores, nos inspire también a nosotros cuando la leamos.
- Por ello, la lectura de la Biblia debe ir siempre precedida por la oración, pidiendo la inspiración del Espíritu para su correcta comprensión.
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