Textos Claves: Génesis 32:28. Génesis 32–35; Oseas 12:3, 4; Jeremías 30:5-7.
Por: Josué Vera Guzmán
Jacob ahora se liberó de Labán. Bajo la bendición de Dios, Jacob se hizo rico. Parece que por fin está feliz. Ha alcanzado su objetivo y se dirige a su hogar en Canaán. Sin embargo, Jacob está profundamente angustiado por su futuro en Canaán y la amenaza que representa su hermano. Es precisamente en este momento que Dios decide acercarse a Jacob.
A. Lucha con Dios.
Luego de despedirse de Labán, Jacob pronto tiene otra experiencia con Dios. Al saber que su hermano Esaú está aproximándose, y “cuatrocientos hombres con él” (Génesis. 32:6)
Esaú había prometido matar a Jacob ,sin embargo Jacob busca la reconciliación, pero Esaú viene con 400 hombres. Entonces, ora y se aferra a las promesas divinas (Genesis 32:9-12).
Después de hacer todo lo que él podía hacer, se quedó solo para orar, buscando el perdón divino. La lucha espiritual se convirtió en física (Génesis 32:13-24). Finalmente, Jacob se aferra al “varón”, al que reconoce como Dios mismo (Génesis 32:30), y le pide su bendición (Génesis 32:26). Entonces, Dios le asegura: “has vencido” (Génesis 32:28).
Se aferró tembloroso a las promesas de Dios, y el Amor infinito no pudo rechazar la súplica del pecador. Como señal de su triunfo y como estímulo para que otros imitasen su ejemplo, se le cambió el nombre; en lugar del que recordaba su pecado, recibió otro que conmemoraba su victoria (El conflicto de los siglos, pp. 602, 603).
B. Los hermanos se encuentran
Además de los regalos que le había enviado, Jacob se postra siete veces delante de su hermano (Génesis 33:1-3). Quiere dejar claro que no pretende exigir el cumplimiento de la bendición de su padre (Génesis 27:29).
La reacción de Esaú asombra al propio Jacob. ¡Su hermano le ha perdonado! (Génesis 33:4).
Al ver a su hermano cojo y doliente, «Esaú corrió a su encuentro, y abrazóle, y echóse sobre su cuello, y le besó; y lloraron». Génesis 33:4. Hasta los corazones de los rudos soldados de Esaú fueron conmovidos, cuando presenciaron esta escena. A pesar de que él les había relatado su sueño no podían explicarse el cambio que se había efectuado en su jefe. Aunque vieron la flaqueza del patriarca, lejos estuvieron de pensar que esa debilidad se había trocado en su fuerza (Historia de los patriarcas y profetas, p. 198).
A partir de ese momento, Israel, es un hombre nuevo. Ha sido perdonado por Dios y por su hermano. Sabe que no lo merece. Ahora conoce plenamente lo que significa gracia.
C. La violación de Dina
Por fin, Israel tiene paz, y adquiere su primer terreno en Canaán. Allí edifica un altar para Dios (Génesis 33:18-20). Pero la paz duró poco.
Siquem violó a Dina, la hija de Jacob. Sin embargo, estuvo dispuesto a reparar su error
(Génesis 34:3-4, 8).
Simeón y Leví, representantes de Dios, querían que todo se realizase conforme a la voluntad de Dios. Sin embargo, traicionaron, mataron y saquearon (Génesis 34:13-17, 25-29).
Es evidente que Dios no aprueba estos actos, así que decide reconducir a la familia a una nueva relación con Él.
Cuando recibimos a Cristo como huésped permanente en el alma, la paz de Dios que sobrepuja a todo entendimiento guardará nuestro espíritu y nuestro corazón por medio de Cristo Jesús. La vida terrenal del Salvador, aunque transcurrió en medio de conflictos, era una vida de paz. Aun cuando lo acosaban constantemente enemigos airados, dijo: «El que me envió, conmigo está; no me ha dejado solo el Padre, porque yo hago siempre lo que le agrada». Ninguna tempestad de la ira humana o satánica podía perturbar la calma de esta comunión perfecta con Dios (El discurso maestro de Jesucristo, pp. 18, 19).
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D. Abandono de la idolatría
Dios decidió renovar su pacto con Jacob. Pero esta vez, toda la familia estaría involucrada
(Génesis 35:3).
Jacob, consciente de que su familia necesitaba acercarse más a Dios, pidió la eliminación de todos los ídolos. La respuesta fue unánime (Génesis 35:4).
Dios los protegió en el camino (Génesis 35:5-6). Allí edificó Jacob un altar, en recuerdo de su primer encuentro con Dios (Génesis. 35:7).
Las palabras de amonestación del apóstol a la iglesia de Corinto se aplican a todo tiempo, y convienen especialmente a nuestros días. Por idolatría, él no se refería solamente a la adoración de los ídolos, sino al servicio propio, al amor a la comodidad, a la complacencia de los apetitos y pasiones. Una mera profesión de fe en Cristo, un jactancioso conocimiento de la verdad, no hace cristiano a un hombre. Una religión que trata solamente de agradar a los ojos, a los oídos o al gusto, o que sanciona la complacencia propia, no es la religión de Cristo (Los hechos de los apóstoles, p. 255).
¿Qué implicaba la bendición de Dios a Jacob-Israel, según Génesis 35:11-12?
Primero la de fructificar y transmitir la simiente mesiánica y posteriormente poseer la Tierra Prometida.
D. La muerte de Raquel. 35:16-29.
En cuanto Jacob deja Betel, tres hechos interconectados marcan el último paso de su viaje hacia la Tierra Prometida: nació el último hijo de Jacob; Raquel murió; y Rubén, el primer hijo de Jacob con Lea, durmió con la concubina de Jacob. Aunque el pasaje no dice por qué el joven hizo algo tan malvado, podría haber sido que quería profanar de alguna manera el nacimiento del último hijo de Jacob y humillar la memoria de Raquel. Simplemente, no lo sabemos.
Jacob tuvo que enfrentar la muerte de sus amados. Su madre Rebeca había muerto antes de su regreso. Débora, nodriza de Rebeca, murió en Betel (Génesis 35:8). Ahora, Raquel muere camino de Belén, al dar a luz a su último hijo, Benoni, “hijo de mi tristeza”, al cual Jacob llamó Benjamín, “hijo de la mano derecha” (Génesis. 35:16-18).
Desde Betel no había más que dos días de viaje hasta Hebrón; pero en el trayecto Jacob experimentó un gran dolor por la muerte de Raquel. Había servido por ella dos veces siete años, y su amor le había hecho más llevadero el trabajo. La profundidad y constancia de su cariño se manifestó más tarde, cuando Jacob estaba a punto de morir en Egipto y José fue a visitarlo; en esa ocasión el anciano patriarca, recordando su propia vida, dijo: «Cuando yo venía de Padan-aram, se me murió Rachel en la tierra de Canaán, en el camino, como media legua de tierra viniendo a Ephrata; y sepúltela allí en el camino de Ephrata, que es Bethlehem». Génesis 48:7. De toda la historia de su familia durante su larga y penosa vida, solo recordó la pérdida de Raquel (Historia de los patriarcas y profetas, pp. 205, 206).
Poco después, Rubén deshonró a su padre acostándose con Bilha (Génesis 35:22). Aunque Israel calló entonces, finalmente le quitó a Rubén el derecho de la primogenitura por esta causa
(Génesis 49:3-4).
Está claro que ni Israel ni su familia fueron perfectos. Pero Dios cumpliría su propósito en ellos, sin importar cuán caótica fuese.
Conclusión
Así; como el patriarca luchó toda la noche pidiendo ser liberado de la mano de Esaú, así clamarán los justos a Dios día y noche que los libre de los enemigos que los rodean” (PP 199).
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