Por: Josué Vera Guzmán
Esta sección nos lleva al momento culminante de la experiencia religiosa de Abraham: el sacrificio de Isaac. Este sacrificio es la “prueba” de fe de Abraham. Este suceso intrigante marca el centro de la estructura del libro de Génesis, un recurso literario utilizado para alertar al lector sobre la importancia del capítulo. Después de este dramático incidente, no ocurre ningún acontecimiento importante en la vida de Abraham. La siguiente historia destacada es el matrimonio de Isaac con Rebeca. Luego, Abraham se casa con Cetura y finalmente muere “bien avanzado en años”.
El significado de la prueba de Dios es difícil de comprender. Dios nunca pidió sacrificios humanos (Jeremías 7:31). Además, sacrificar a Isaac implicaba contradecir la promesa: “en Isaac te será llamada descendencia” (Génesis 21:12). ¿Había entendido mal Abraham la orden divina según Génesis 22:2?
Cuando Abrahán recibió esta orden, había llegado a los ciento veinte años. Se le consideraba ya un anciano, aun en aquella generación. Antes había sido fuerte para arrostrar penurias y peligros, pero ya se había desvanecido el ardor de su juventud. En el vigor de la virilidad, ‘uno puede enfrentar con valor dificultades y aflicciones capaces de hacerle desmayar en la senectud, cuando sus pies se acercan vacilantes hacia la tumba. Pero Dios había reservado a Abrahán su última y más aflictiva prueba para el tiempo cuando la carga de los años pesaba sobre él y anhelaba descansar de la ansiedad y el trabajo (Historia de los patriarcas y profetas, pp. 143, 144).
Dios estaba poniendo a prueba a Abraham, es decir, fue sometido a un juicio para saber qué había en su corazón (Deuteronomio 8:2). Y el resultado fue satisfactorio (Génesis 22:12).
B. Dios Proveerá
Cuando Isaac preguntó por el animal para el sacrificio, Abraham dio una respuesta intrigante: Dios proveerá. Ante la ausencia de animal a sacrificar, Abraham elude una respuesta directa, indicando que Dios iba a proveerse de él.
Entonces Abrahán vio «un carnero a sus espaldas trabado en un zarzal», y en seguida trajo la nueva víctima y la ofreció «en lugar de su hijo». Lleno de felicidad y gratitud, Abrahán dio un nuevo nombre a aquel lugar sagrado y lo llamó «Jehová Yireh», o sea, «Jehová proveerá» (Historia de los patriarcas y profetas, p. 148).
Efectivamente, Dios se proveyó de un animal para el holocausto. Ese animal murió “en lugar” de Isaac (Génesis 22:13). Así ratificó Dios el cumplimiento de la promesa (Génesis 22:18).
Dios ha hecho provisión, Jesús, el Cordero que murió en nuestro lugar para que nosotros vivamos por Él (Juan. 1:36; Romanos 5:8; 6:8).
C. Muerte de Sara
Abraham “tenía ciento veinte años” (Patriarcas y Profetas. 127) cuando Dios le pidió que sacrificase a Isaac. Por lo tanto, Isaac tenía 20 años, y Sara 110.
Abrahán… [nada] dijo a Sara acerca de la naturaleza de su viaje, porque sabía cuánto amaba a Isaac, y que ese afecto la induciría a desconfiar de Dios y a no entregar a su hijo. El patriarca no permitió que el amor paternal lo dominara y lo indujera a rebelarse contra Dios. El mandamiento del Señor había sido calculado para sacudirlo profundamente. «Toma ahora a tu hijo». Y entonces, como para probar un poco más su corazón, añadió: «Tu único, Isaac, a quien amas»; es decir, al único hijo de la promesa, «y ofrécelo allí en holocausto» (La historia de la redención, pp. 82, 83).
17 años después, Sara falleció (Génesis 23:1). Es la única mujer en el Antiguo Testamento de la que se menciona el número de sus años. Y también la primera en tomar posesión física de la tierra prometida.
Tras un regateo con Efrón, Abraham compro el primer pedazo de tierra al que podía llamar suyo en tierra de Canaán (Génesis 23:17-18).
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D. Una esposa para Isaac
Abraham comenzó a hacer planes para conseguir una esposa para Isaac, y asegurar así su descendencia (Génesis 24:1-4).
Hombres y mujeres pueden alcanzar el ideal que Dios les propone si consienten en aceptar a Cristo como Ayudador suyo. Entregaos completamente al Señor. El pensamiento de que habéis de luchar para conseguir la vida eterna os fortalecerá y estimulará. Cristo debe daros fuerza para vencer. Mediante su ayuda, podréis destruir el egoísmo hasta en sus raíces más profundas. (Testimonios para la iglesia, t. 7, p. 50).
Dos puntos destacan especialmente en estos planes: la oración [de Abraham, de Eliezer, de Isaac], y la seguridad de que Dios dirigirá todo el proceso.
Aun así, Dios no actuó sin contar con el libre albedrío de Rebeca (Génesis 24:8, 50-51, 57-59).
E. Usa esposa para Abraham.
Abraham llegó a vivir 175 años (Génesis 25:7). Además de Isaac, tuvo un hijo de Agar (Génesis 25:12), y seis hijos más de Cetura (Génesis 25:1-2).
A los siete hijos de sus concubinas, Abraham los mandó lejos, porque solo Isaac debía heredar la tierra de Canaán (Génesis 25:6).
Este mismo pacto le fue renovado a Abrahán en la promesa: «En tu simiente serán benditas todas las gentes de la tierra». Génesis 22:18. Esta promesa dirigía los pensamientos hacia Cristo. Así la entendió Abrahán (Véase Gálatas 3:8, 16), y confió en Cristo para obtener el perdón de sus pecados. Fue esta fe la que se le contó como justicia (Historia de los patriarcas y profetas, pp. 386, 387).
Génesis resalta con dos breves genealogías (Génesis 25:2-4, 12-18), cómo comenzó a cumplirse la promesa de que Abraham sería “padre de muchedumbre de gentes” (Génesis 17:4).
El Señor se mantuvo fiel a sus promesas de gracia dadas a su fiel siervo Abraham, cuya fe se describe en las Escrituras como un gran ejemplo de salvación por fe.
Conclusión:
Dado que Abraham fue el extraordinario profeta con quien Dios compartió sus planes (Génesis 18:17), Dios entró en la esfera humana de Abraham y compartió con él, hasta cierto punto, su plan de salvación mediante el sacrificio de su Hijo.
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